El cuidado de la estética personal es una actividad humana que se ha potenciado y extendido en todas las capas de la sociedad.
En Occidente después de la segunda guerra mundial, el desarrollo de productos de belleza y la importancia creciente que se le ha otorgado al cuidado del cuerpo, no solo en beneficio de la salud sino como tarjeta de presentación social ha llevado a la especialización profesional y la aparición de un gran número de centros de estética.
En ellos, con el control y la supervisión de profesionales, se brindan tratamientos específicos para un gran número de aspectos relacionados con la salud y el bienestar general.
Actualmente los centros de estética unen antiguas técnicas de tratamiento del cuerpo con moderna aparatología, creando ambientes apropiados para el relax de los usuarios.
Siempre en Occidente, la evolución cultural, la incorporación de la mujer al mundo laboral y la moderación de la visión crítica hacia el placer personal por parte de una sociedad con gran raigambre religiosa, ha permitido la proliferación de los centros de estética, en los que el placer y el enaltecimiento de la belleza, se disfrutan con orgullo y sin culpa.
Los hombres se han acoplado con total diligencia a esta nueva era de cuidado personal.
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